Al igual que en el pasado curso, CERAI y Garúa hemos organizado una formación en cocina saludable y sostenible para las cocineras y cocineros de 13 escuelas infantiles municipales. Las mejoras en la alimentación que estas escuelas quieren desarrollar no se entienden sin la participación activa y el liderazgo de sus profesionales de cocina.
Después de una sesión teórica marco a principios de noviembre, hemos arrancado con la primera de las 4 sesiones prácticas previstas, cuatro mañanas de sábado que estarán dedicadas a conocer, elaborar, degustar y valorar un total de 32 recetas para:
- ofrecer a este menudo alumnado verduras y hortalizas de temporada, sobre todo de invierno, en preparaciones sabrosas, diferentes y adaptadas a su corta edad
- disponer de variedad de platos para el día sin proteína animal que ofrecen semanalmente casi todas las escuelas municipales, un día basado en la estrella de la dieta mediterránea: la legumbre
- mejorar la oferta de desayunos y meriendas, desplazando a la bollería industrial y descubriendo alternativas a los embutidos
- descubrir salsas y patés vegetales saludables y deliciosos, para sumar verduras al menú y como sugerencias de cena a las familias
- conocer preparaciones con cereales menos utilizados en nuestras latitudes (mijo, avena, quinoa) y que pueden aportar más variedad nutricional y gastronómica a nuestra dieta. Porque… ¡hay vida más allá del trigo y el arroz!
La formación está a cargo de Ana Sanz Menor, cocinera de la E.I. Cielo Azul, también escuela de la red municipal, que desde los primeros momentos del Plan Alimentario (lanzado por el Servicio de Educación Infantil del Ayuntamiento de Madrid en 2017) se lanzó a trabajar en mejorar los menús de su escuela, formarse para ello e innovar, con un sólido compromiso profesional.
Los grupos motores de alimentación de muchas escuelas siguen activos revisando menús y proponiendo mejoras, y los equipos de cocina con más recursos y formación están mejor preparados para aportar a este trabajo y obtener mejores resultados. Además, trabajando bien la comunicación hacia las familias, la figura de la cocinera o cocinero puede convertirse en un referente muy positivo y motivador para los hogares de estas comunidades escolares.
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