Como cada 10 de febrero, queremos recordarnos que las legumbres son uno de los legados más importantes de la dieta mediterránea, pues han sido la fuente principal de proteína en la misma. Lamentablemente su consumo ha disminuido mucho en las últimas décadas, quizá asociadas a años de posguerra y penurias económicas, aunque últimamente empiezan a tener cierto reconocimiento. La realidad es que son unos alimentos muy interesantes desde los puntos de vista de la salud, nutricional y ambiental:
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Contienen una elevada cantidad de proteínas, siendo alternativa a los productos de origen animal (huevos, pescado, carne…). Conviene combinarlas (diariamente) con cereales, para así completar el contenido de aminoácidos en la variedad y proporción que nuestro organismo necesita, por ejemplo lentejas con arroz, garbanzos con cuscús, pan con hummus, etc.
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Apenas contienen grasas (1-2%), y además son del tipo cardiosaludable (insaturadas), al contrario de lo que sucede con los productos animales.
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Aportan una cantidad moderada de hidratos de carbono de absorción lenta, lo que conlleva un índice glucémico bajo1. Aportan minerales, fibra y vitaminas a nuestro organismo, y además no tienen gluten.
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Son más baratas que la carne y muy versátiles a la hora de cocinar.
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Cumplen una importante función en los suelos en los que son cultivadas: fijan el nitrógeno gaseoso del aire, ayudando a reequilibrar el ciclo del nitrógeno en la tierra, que viene siendo alterado de manera grave con el uso de fertilizantes nitrogenados habituales en la agricultura intensiva. Así, se reduce la emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación de las aguas por exceso de nitratos. Además mejoran la microbiota y estructura del suelo, haciéndolo más fértil.
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Además de su contribución a la lucha contra el cambio climático, las legumbres no requieren de grandes cantidades de agua en su cultivo, ni de energía en los procesos de producción, transporte y almacenamiento. Por todo eso son tan sostenibles.
Además de todos estos argumentos os ofrecemos una infografía con consejos para cocinarlas adecuadamente, cortesía de Mensa Cívica en su VI Campaña de legumbres de calidad del país: son sanas y sostenibles.
¡Salud y buenos alimentos!
1Con la salvedad de unos pocos, la mayor parte de los alimentos contienen carbohidratos en diferentes proporciones. Pero desde el punto de vista nutricional es importante no sólo esta cantidad de carbohidratos, sino también lo rápido que se digieren y se absorben. La transformación de esos carbohidratos en glucosa en sangre puede ser más rápida (produciendo un “pico de azúcar” en sangre más acusado) o menos rápida. El índice glucémico (o glicémico) de un alimento proporciona un índice numérico basado en medidas de la concentración de glucosa en sangre después de su ingestión.