Hace unas semanas el periódico EL PAÍS publicaba un artículo donde se divulgaban los resultados de una investigación científica, publicada en la prestigiosa revista The Lancet, sobre los habitos alimentarios inducidos por la publicidad de la industria alimentaria. Los menores reciben 7.500 impactos al año de mensajes que les dicen que coman un producto que no es saludables asociados además a emociones positivas, a regalos y obsequios, y que además aseguran que son más sanos cuando es al contrario.
El 80% de los alimentos que exhiben un único nutriente como aval de que son sanos resultan ser los comestibles menos saludables. Si se cumpliera el criterio establecido por la OMS habría que retirar de las pantallas tres cuartas partes de los anuncios. Se ha calculado que hasta un tercio de los niños con sobrepeso y obesidad no lo serían si no estuvieran expuestos a la publicidad alimentaria. Una serie de datos demoledores.
El artículo se puede consultar AQUÍ.