El apetito global humano de carne está teniendo un impacto devastador en la biodiversidad del planeta. Es lo que afirma el último informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), dedicado a analizar las consecuencias sobre la naturaleza y la salud humana de la producción de alimentos dedicados a nutrir la ganadería industrial.
La salud de los seres humanos también está afectada por esta situación, según denuncian los ecologistas. Con estas cifras, “no es sorprendente que la agricultura intensiva haya llevado a tener alimentos de peor calidad”, remarcan desde la organización, que recuerda que “usted tendría que consumir seis pollos de cría intensiva hoy para obtener la misma cantidad de ácidos grasos omega-3 saludables que se encontraban en un solo pollo en la década de 1970”.
Para revertir esta situación WWF aboga por consumir y producir alimentos de una manera diferente: “Si todo el mundo comiese la cantidad recomendada de productos animales, necesitaríamos un 13% menos de tierra dedicada a cultivo alimenticio destinado a animales. Esto significa que salvaríamos un área del tamaño dela Unión Europea de la producción agrícola”.
El estudio, titulado ‘Apetite for destruction’ (Apetito de destrucción) se ha centrado en la producción de soja para alimentar a las industrias del cerdo, el pollo y el pescado.