Se inicia el curso escolar en Madrid sin que las familias solicitantes de la ayuda para el comedor sepan si la recibirán ni su cuantía, generando gran preocupación en miles de familias en riesgo de exclusión, y complicando la labor de los equipos de gestión de los colegios.
Diferentes medios escriben en los últimos meses sobre el nuevo sistema de concesión de ayudas de comedor de la Comunidad de Madrid. El curso comenzó el pasado miércoles 6 de septiembre, y a diferencia de los cursos anteriores, la Subdirección General de Becas y Ayudas del Gobierno regional no ha resuelto qué familias disfrutarán del precio reducido ni la cuantía de su ayuda. A continuación destacamos algunas de las consecuencias y elementos más cuestionados del nuevo sistema de ayudas al comedor, a partir de la cobertura del diario El Salto a este tema y de consultar a varias comunidades escolares. Recomendamos la lectura del artículo Ayuso deja en manos de la ETT Randstad la gestión de las becas comedor (y de los artículos previos que encontrarás enlazados).
¿Qué pasa con los niños y niñas más vulnerables que dependen de dichas ayudas para disfrutar del comedor?
FAPA Giner de los Ríos denuncia que este alumnado no se está quedando en el comedor al no saber sus familias si recibirán la ayuda, ni de qué cuantía, lo que supone una vulneración flagrante de los derechos de la infancia. Una mayoría de solicitantes, denuncia la federación de asociaciones de familias, están recibiendo la denegación (provisional) de su solicitud.
En el mejor de los casos, si se cumple el anuncio del Gobierno regional de adelantar el dinero a todas las familias solicitantes (y no hacerle devolverlo a las familias que no reciban beca), los equipos de gestión de los colegios serán los que se coman el marrón del nuevo sistema: Por un lado, mientras no se resuelvan las becas, no podrán cobrarle a esas familias el servicio, pero sí que tendrán que hacer frente a final de mes a las facturas de las empresas de comedor. En resumen, tendrán que adelantar ese dinero tirando de los «ahorros» de los colegios (la Consejería a día de hoy no ha adelantado esos fondos), pudiendo comprometer otros gastos necesarios para el inicio del curso.
Por otro lado, los equipos de gestión están dedicando muchísimo tiempo a ayudar a las familias solicitantes a solventar las incidencias o incumplimientos comunicados por el sistema de gestión, en un septiembre en el que deberían poder centrarse en la planificación y puesta en marcha del nuevo curso. Y es que el farragoso proceso de solicitud puede suponer una auténtica barrera de acceso a muchas familias, agravado por los múltiples errores que según denuncian direcciones consultadas, el sistema subcontratado a la ETT Ranstad por 227.298,50 euros para el curso 2023/ 2024, está cometiendo en la gestión de la documentación requerida.
Llueve sobre mojado…
El nuevo caos creado por la Consejería de Educación se da un contexto nada favorable a las familias de los colegios públicos madrileños:
- la cuota del comedor ha subido un 12,7% (alcanzando 1000€ al año por hijo o hija), manteniendo a pesar de ello las carencias nutricionales y educativas del servicio, y en el contexto de inflación y subidas del Euribor que arrasa las economías familiares.
- Madrid es una de las pocas comunidades que no concede la gratuidad total de este servicio a las familias perceptoras y donde la tasa de pobreza infantil se sitúa en un 15% (mientras que estas ayudas no llegan al 6% de la infancia, según Save The Children). Según Comisiones Obreras, entre 2018 y 2020 se redujo un 10% el número de familias madrileñas beneficiarias, mientras que los fondos públicos destinados mermaron un 21,3%. Madrid, tal y como muestra el gráfico, fue la quinta comunidad autónoma que menos invirtió por alumno/a en ayudas de comedor en el curso 2020/21.
- El convenio entre la Consejería y el ayuntamiento de la capital, que permitía a sus Servicios Sociales complementar la ayuda de comedor autonómica hasta cubrir el 100% de la cuota para familias vulnerables, caducó el 31 de agosto y aún no se ha renovado, añadiendo más incertidumbre si cabe a dichas familias, y dificultando la necesaria labor de los y las técnicas municipales, tal y como explica este otro artículo.
En definitiva, la Consejería de Educación se desentiende, también en el servicio de comedor, del bienestar de las comunidades de los colegios públicos, y en especial, del alumnado más vulnerable.