La revista CLIMÁTICA nos recuerda cómo el cambio climático amenaza la producción de alimentos. Necesitamos, para garantizar la alimentación de las próximas generaciones, reducir la huella climáica de nuestros menús. ¡Te contamos cómo!

Climática, revista especializada en informar y formar sobre el calentamiento global, sus causas y sus consecuencias, ha publicado en los últimos días dos artículos sobre la relación entre agricultura y cambio climático.

El primero, El cambio climático reta a la agricultura, describe los efectos de los cambios en el clima sobre algunas de las producciones de fruta más importantes de la península: desde el riesgo para las cosechas de manzanas o peras que suponen las floraciones termpranas como consecuencia de un inicio de invierno especialmente cálido (¿os acordáis del último diciembre en manga corta?); a la caída en la producción de aceite de oliva (¡y subida de precios!) después de un año tórrido y muy seco (artículo completo aquí).

El segundo artículo, ¿Cómo amenaza el cambio climático a la producción mundial de alimentos?, nos alerta del cada vez mayor riesgo de que los fenómenos climáticos extremos (como las olas de calor de 2022) afecten a la vez a diferentes «graneros del mundo», de manera que ni siquiera el comercio globalizado de granos garantice los suministros de toda la población, y en especial, de las más vulnerables (artículo completo aquí).

 

¿Qué podemos hacer frente a estos riesgos?

La reducción de emisiones es impresncidible en todos y cada uno de los sectores: transporte, residencial, industria, etc. También en la alimentación.

Y es que apostar por dietas con menores emisiones, como las que proponemos en este artículo, nos ayudará a hacer posible que nuestros hij@s y niet@s pued@n seguir alimentándose. No se nos ocurre mejor motivo para apostar por menús menos cárnicos, basados en ingredientes ecológicos (y de ganadería extensiva), de proximidad y temporada.

Contamos contigo.