Que la obesidad infantil es un problema cada vez más grave en los países desarrollados es algo conocido, pero el Ayuntamiento de Madrid lo ha precisado en cifras dentro del municipio, y, por primera vez, lo ha relacionado con la dificultad de las familias de acceder a los alimentos por motivos económicos, lo que denominamos inseguridad alimentaria o Inseguridad de Acceso Económico a los Alimentos (IAEA). Y el resultado es, como poco, preocupante: cuatro de cada diez menores de entre 3 y 12 años (40,9%) padecen sobrepeso u obesidad (25,1% y 15,8%, respectivamente), siendo la obesidad el doble de frecuente en niños y niñas de familias con IAEA.

A tenor de los datos, el sobrepeso y la obesidad están íntimamente ligados a la IAEA, factores todos ellos vinculados a una economía familiar precaria y a la desigualdad socioeconómica y territorial. En definitiva, a la pobreza. Así, los/las escolares de familias con nivel socioeconómico bajo presentan cinco veces más frecuencia de obesidad que los de familias con un nivel elevado. Sólo el factor de inseguridad alimentaria (sin tener en cuenta el territorio o el origen inmigrante) incrementa un 50% el riesgo de que niñas y niños sufran obesidad.

Esta IAEA, advierte el estudio, afecta en la ciudad de Madrid a unos 48.000 niños y niñas de entre 3 y 12 años (17,9% de los/las escolares, siendo la IAEA severa el 12,9%). Como era de esperar, el desempleo de uno o de ambos progenitores, que éstos sean inmigrantes, o el hecho de residir en distritos de menor nivel de desarrollo pesan, nunca mejor dicho, y mucho, sobre el riesgo de obesidad infantil. Por ejemplo, las familias inmigrantes presentan una frecuencia de IAEA tres veces mayor que el resto. Igualmente se observa una diferencia significativa de mayor frecuencia de exceso de peso en el grupo de distritos de menor desarrollo (46,7% frente a un 34,7% del grupo de mayor desarrollo).

En cambio, la investigación muestra que la delgadez o bajo peso no es un problema significativo en la población escolar madrileña en el tramo de edad estudiado, por debajo del 1% (0,8%).

Otros datos de interés que aporta la investigación en referencia al grupo escolar estudiado es que la obesidad es más frecuente en niños que en niñas (18,7% frente al 12,7%); que el 4% no desayuna diariamente (no desayunar es un factor importante de riesgo de sobrepeso/obesidad), y que el 80% de los y las escolares con sobrepeso y el 45% que sufre obesidad son percibidos por sus padres y madres como “de peso normal”.

El nuevo proyecto aborda el objetivo de forma integral y desde diferentes frentes. Por un lado, propone ofertar a las familias con inseguridad alimentaria distintos tipos de ayuda para solventar su situación, como incrementar y ampliar las becas de comedor, ya que éstas constituyen un eficaz amortiguador de la inseguridad alimentaria.

Pero la actuación municipal no se va a limitar a medidas económicas, sino que establece programas de todo tipo –de actividad física, talleres de cambio de estilo de vida, de compra saludable y asequible, sobre nutrición, revisión de los menús escolares, recreos activos en el colegio, exención de tarifas en los polideportivos, etcétera– que implican, además de a varias Áreas de Gobierno, a centros educativos y de atención primaria, a las familias y a los y las escolares.

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