La campaña del Ministerio de Consumo #MenosCarneMásVida ha puesto en el debate público español una de las causas del creciente impacto negativo, tanto en nuestra salud como en los ecosistemas, de las dietas de la población española: un consumo de carnes muy por encima de las recomendaciones de las autoridades sanitarias y la ciencia.
Este artículo del diario El País resume el consenso científico en torno a las pautas defendidas por el ministro. Así, no debería sorprendernos que Alberto Garzón, en cuya cartera se encuentra la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, recomiende consumir menos carnes, medida ya incluida en la Estrategia Nacional de Largo Plazo Plan España 2050, presentada por el Gobierno español en junio de 2021.
Resulta en cambio incomprensible como otras autoridades públicas han criticado la campaña, recurriendo a expresiones de barra de bar y meme fácil, en una clara reacción populista carente de argumentos (que simplemente, no existen). Preocupante resulta también el silencio al respecto de los Ministerios de Transición Ecológica o Sanidad, en cuyos objetivos (de salud pública, reducción de la huella climática española, descontaminación de ríos y acuiferos, etc.) debería estar incluido un menor consumo y producción industrial de carne.
¿Acaso es la industria agroalimentaria -la cárnica en este caso- la que dirige las políticas alimentarias de una mayoría del gobierno, en lugar de serlo las recomendaciones científicas y de instituciones como la OMS o el IPCC?
Fruto de esta estrategia de distracción e irresponsabilidad política, menor atención ha recibido la necesaria distinción en este debate entre las ganaderías intensivas (las menos saludables pero más contaminantes y depredadoras de recursos) y las ganaderías extensivas y ecológicas, expuesta en este otro artículo del investigador Pablo Manzano.
Como tantas otras veces, la sociedad va por delante de una miope y cobarde mayoría de la clase política: cada vez más centros educativos reducen el consumo de alimentos de origen animal en sus comedores escolares, y apuestan por alimentos ecológicos y de ganadería extensiva. Comunidades comprometidas con el futuro de su alumnado, y con el presente de los y las productoras sostenibles de sus territorios. Menos carne, también, para un medio rural con MÁS ganaderas y ganaderos comprometidas con la vida.