Los resultados del Estudio ALADINO 2019 (sobre la alimentación, actividad física, desarrollo infantil y obesidad en España) asocian mayores índices de sobrepeso y obesidad infantil a menores niveles educativos y de renta de las familias, poniendo en evidencia las medidas segregadoras anti-COVID en la Comunidad de Madrid.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) presentó recientemente el Estudio sobre la alimentación, actividad física, desarrollo infantil y obesidad en España 2019 en escolares de 6 a 9 años, conocido como Informe ALADINO. Este estudio, realizado previamente en 2011 y 2015, tiene el objetivo de conocer la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil en España y evaluar su evolución en el tiempo. Su importancia radica en que el exceso de peso en niños y niñas se asocia a numerosas complicaciones de salud en la edad adulta, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

El estudio, disponible en la web del Ministerio de Consumo, tiene como principales conclusiones:

  • Lo obesidad y sobrepeso son considerablemente mayores en las familias con rentas más bajas, y con menores niveles educativos.
  • Entre los factores asociados a la obesidad, destacan los relacionados con los hábitos de alimentación y con la falta de actividad física, como el bajo consumo de frutas y hortalizas o el uso excesivo de pantallas.
  • El exceso de peso se ha reducido desde 2011, si bien se ha estabilizado en los niveles de 2015.

Existe el riesgo de asociar el sobrepeso u obesidad a los comportamientos individuales. Los datos de este estudio (y de muchos otros previos) deberían ayudarnos a descartar esa asociación, pues son muchos los condicionantes socioeconómicos que determinan el riesgo de padecer sobrepeso y las enfermedades asociadas: desde la capacidad adquisitiva para acceder a una dieta saludable (sustancialmente más cara que otra en la que abunden ultraprocesados, refinados…), a la mayor capacidad de cuidar y gestionar la salud vinculada a los niveles educativos, o el acceso a espacios verdes o instalaciones deportivas (menor en las zonas más deprimidas por tener peores infraestructuras públicas y menor acceso a las privadas).

A la vista de estos datos, medidas recientes de gestión de la pandemia en la Comunidad de Madrid, como los famosos menús de cadenas de comida rápida ofrecidos a los menores de familias con menos recursos, el cierre de zonas verdes y parques infantiles, o el confinamiento selectivo de muchos barrios y municipios humildes de la Comunidad, resultan especialmente lesivos para los y las niñas madrileña más vulnerables.

La mala alimentación y sus implicaciones para la salud y el medio ambiente responden a factores estructurales, y por lo tanto requieren de soluciones del mismo nivel. En ese sentido, el Ministerio de Consumo está trabajando en varias iniciativas en ámbitos imprescindibles, como son:

  • mejorar el etiquetado nutricional obligatorio de los alimentos.
  • limitar la publicidad de alimentos y bebidas poco o nada nutritivas dirigidos a niñas y niños.
  • desincentivar el consumo de productos no saludables con instrumentos de fiscalidad.

Precisamente cientos de miles de menores entre 6 y 9 años, objeto de este estudio, comen en su centro escolar durante más de 200 días al año, espacio por lo tanto privilegiado para el aprendizaje vivencial de hábitos alimentarios y de ocio saludables. Está pendiente el impulso a nivel estatal de una apuesta ambiciosa por mejorar los servicios alimentarios de los centros escolares, deteriorados por dinámicas como la externalización de los servicios y el cierre de cocinas (promovidas por muchos gobiernos regionales), de la mano de políticas de compra pública alimentaria responsable que puedan a su vez estimular las producciones sostenibles y las economías rurales.

Este artículo de Rafael Escudero Alday, presidente de la AESAN y Secretario General de Consumo y Juego (Ministerio de Consumo), en HuffingtonPost resume alguno de los hallazgos del estudio.

El informe ALADINO 2019 está disponible AQUÍ.