Nos ha embelesado un artículo de María Jimena Ricatti, médica y doctora en Neurociencia por la Universidad de Buenos Aires e investigadora de la Universidad de Verona. María describe, en un texto ameno y sencillo, cómo los envases son el lugar más privilegiado que tiene la industria alimentaria para hacernos consumir sus productos. Los colores, el uso de personajes, la vestimenta, actitud y postura de esos personajes, la tipografía y letra, los materiales de que están hechos los envases o botellas, la colocación de los productos en los lineales de los supermercados, etc. son herramientas de seducción muchísimo más potentes de lo que pensamos.

Nos ha llamado la atención especialmente la importancia que tiene para las marcas captar una clientela lo más joven posible, en la más tierna infancia si se puede, porque los sabores y sensaciones agradables de la infancia se arraigan en el cerebro, y pasamos nuestra vida adulta buscando sentirlas de nuevo. Resulta escalofriante.

También es muy interesante la relación entre la cantidad de azúcar que tienen los productos y la recompensa que recibe el cerebro, incluso aunque el paladar no registre niveles de dulzor muy altos. La autora afirma que el azúcar es 5 veces más adictivo que la cocaína, lo cual debería hacernos replantearnos algunos de nuestros hábitos, especialmente si tenemos criaturas a nuestro cargo.

Artículo completo, que recomendamos: AQUÍ