El 14 de septiembre de 2018, la Asamblea Nacional francesa votó por unanimidad la adopción de una enmienda a la ley que prohíbe los envases de plástico utilizados para cocinar, calentar y servir alimentos en los servicios de cuidado infantil, escuela y servicios de catering universitario.

La prohibición se aplicará a partir del 1 de enero de 2025 en comunidades con menos de 2.000 habitantes desde el 1 de enero de 2028.

La prohibición fue apoyada por númerosos políticos y agentes sociales como la organización sin ánimo de lucro Cantine sans plastique France, que considera que la decisión de la Asamblea es un voto histórico para la salud y la reducción de la exposición a los disruptores endocrinos y carcinógenos contenidos en los plásticos.

El ministro de Agricultura, Stéphane Travert, objetó que si bien existe una necesidad de cambiar el comportamiento para reducir los residuos procedentes, en especial, de productos plásticos, le gustaría disponer de mayor información para evaluar mejor el impacto económico y ambiental de la medida.

Los miembros del Senado, donde la mayoría representada es de centro-derecha, habían quitado la prohibición en su primera lectura, pero los representantes del partido gobernante en la Cámara Baja lo introdujeron de nuevo. La Cámara Baja tiene la última palabra después de dos lecturas.

Francia ha sido uno de los Estados miembros de la UE más activos en la introducción de controles sobre sustancias peligrosas en plásticos. En septiembre de 2016 aprobó una ley que garantiza que todos los vasos, cubiertos y platos de plástico se puedan compostar y que estén hechos de materiales de origen biológico. Entrará en vigor en 2020.

En enero de este año comenzó la prohibición nacional para los productos cosméticos que contengan microplásticos, como puedan ser bastoncillos de algodón de uso doméstico, y en 2012 el país decidió prohibir el uso de bisfenol A (BPA) en materiales en contacto con alimentos.

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