Nos ha parecido muy interesante, y muy bien documentado, este artículo de Javier Guzmán, director de Justicia Alimentaria, sobre el impacto del consumo excesivo de carne. Recogemos algunas claves que se mencionan en él:

1) En España se come seis veces más carne de la recomendación máxima de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero, además, comemos diez veces más carne roja de la recomendada y ocho veces más de la procesada. La consecuencia de este exceso y su tendencia al alza es grave en la salud de las personas y pone en riesgo la sostenibilidad del sistema público de salud.

2) La alimentación insana es el factor que más incide en nuestra salud, es lo que más nos enferma y nos mata a una distancia considerable de otros factores (tabaquismo, alcoholismo, drogas, enfermedades transmisibles). El 60% de toda la salud perdida por culpa de una alimentación insana se puede atribuir al consumo excesivo de carnes rojas y procesadas.

España habría 270.000 personas menos con dolencias cardiovasculares si el consumo de carnes procesadas fuera el recomendado, 1,8 millones de personas menos con diabetes y cada año se podrían evitar 17.500 casos de cáncer colorrectal y 8.200 defunciones de cáncer colorrectal, si se comiera la cantidad máxima de carne recomendada.

Un impacto con consecuencia directa en el gasto público sanitario, la factura del tratamiento de las enfermedades derivadas del exceso de consumo de carne asciende a 7.400 millones de euros, entre costos directos e indirectos, un gasto por persona de 157 euros por año, que equivale al 13% del total del gasto sanitario público por habitante.

3) De media el 55% del coste en la UE y en nuestro país de producir 1 kilo de carne está subvencionado. La carne podemos decir que vive en una eterna promoción, una transferencia de ingentes cantidades de dinero de nuestros bolsillos a esta industria en detrimento de otros sectores, cultivos más ligados a dietas saludables y sostenibles. En decir, invertimos dinero público para crearnos enfermedades. Haciendo un cálculo a la baja, la cifra estaría entorno a 3.300 millones de euros anuales que en España se invierten anualmente en subvencionar de los costes del porcentaje de carne que consumimos en exceso, fundamentalmente el coste más importante, el cereal que formar parte del pienso. Subvenciones que se inyectan desde la PAC (Política Agraria Común) cuyo  grueso está diseñado para abaratar las materias primas que necesita la industria cárnica y empresas asociadas (fábricas de pienso, especialmente).

La PAC es la mayor política europea, con un presupuesto de 50.000 millones al año, de los cuales se calcula que entre el 69% y 79% se destina directa o indirectamente a la ganadería. Lo que supone entre el 18% y el 20% del presupuesto anual total de la UE. Estado gasta en subvencionar un consumo que nos enferma, y lo que gasta en tratar esas enfermedades, el resultado son no menos de 11.000 millones de euros anuales.

4) Además, la actual industria cárnica, en las últimas décadas se ha convertido en una grave amenaza para la población, desde el punto de vista de la salud pública y como una de las causantes más importantes de la crisis climática.

5) Necesitamos una política urgente de prevención y reconversión de este modelo de producción insostenible y perjudicial, medidas urgentes destinadas a una bajada drástica del consumo cárnico como la aprobación de una fiscalidad que lo grave, también la eliminación de las carnes procesadas y reducción de las carnes rojas en los menús escolares y la eliminación de los subsidios dirigidos a la producción cárnica no sostenible.

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