Esta semana queremos compartiros un excelente artículo de Miguel Ángel Royo Bordonada, médico especializado en medicina preventiva y salud pública y presidente de la Asociación Madrileña de Salud Pública, Escuela Nacional de Sanidad, Instituto de Salud Carlos III.

Miguel Ángel comienza afirmando que “La malnutrición en todas sus formas es la primera causa de carga global de enfermedad y responsable del 30% de las muertes en el mundo: por desnutrición (defecto), obesidad (exceso) o alimentación insalubre (desequilibrio alimentario y baja calidad nutricional), sus tres caras” y culpa en gran medida a los productos ultraprocesados -que no siempre merecen ser llamados “alimentos”- que nos ofrece la industria alimentaria en cada esquina.

Los efectos de los ultraprocesados sobre nuestra salud supone un problema de salud pública de primer orden y no deja de crecer su consumo, desde hace décadas en los países de altos ingresos y disparado en años recientes en los países de bajos y medios ingresos. Y no es casual: la industria alimentaria sabe por dónde atacar:

  1. Gasta mucho dinero en publicidad, por eso aplaudimos la nueva legislación sobre publicidad infantil de alimentos insanos de la que os hablábamos en el último post.
  2. Sus productos tienen sabores muy intensos, incluso adictivos, gracias a altos niveles de sal, azúcar o potenciadores del sabor que contienen.
  3. Sus bajos precios los ponen al alcance de todos los bolsillos, y ya sabemos que las familias más humildes son las que más los consumen, pagándolo con su propia salud.

El autor continúa enumerando las 3 propuestas urgentes a implantar en España según el grupo de nutrición de la Sociedad Española de Epidemiología:

  • Proteger a los menores de la publicidad de estos productos.
  • Implantar un etiquetado frontal interpretativo.
  • Regular la oferta y demanda de alimentos y bebidas mediante políticas de precios y de compra pública de alimentos. El impuesto a las bebidas azucaradas en Cataluña es uno de los referentes a seguir.

Y todo ello, por supuesto, enmarcado en campañas de comunicación social.

Tal y como Miguel Ángel afirma: “Todas las políticas propuestas son coste-efectivas, mínimamente intrusivas, promueven ambientes saludables, actúan sobre poblaciones vulnerables, reducen las desigualdades sociales en salud, aumentan la libertad individual de elección, permiten que las opciones saludables sean asequibles para todos, y cuentan con el apoyo de científicos, organismos y profesionales de la salud y población general.” ¿Por qué entonces hacemos tan poco y estamos tardando tanto?

El artículo dedica su parte final a la captura corporativa de la salud pública: el proceso por el cual las decisiones políticas responden al interés particular de un grupo reducido de personas u organizaciones privadas, en detrimento del interés público.

Os recomendamos encarecidamente su lectura completa AQUÍ.